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Geografía humana

a población de Marruecos es de origen árabe y bereber, si bien las diferencias entre ambos grupos son más lingüísticas que raciales. En las llanuras y mesetas se habla el árabe, la lengua de la mayor parte de la población, que está compuesta por bereberes arabizados. En las zonas montañosas se ha preservado la lengua bereber, hablada por una cuarta parte de los habitantes, diferenciándose tres grupos etnolingüísticos: el del Rif, el del Atlas Medio y el del Alto Atlas. También existe un pequeño número de beduinos, nómadas que practican el pastoreo en las regiones montañosas, y que llegaron a Marruecos con el ejército islámico en el s. VII o con los invasores de la tribu hilal, en los ss. XI y XII.

Típica casa bereber construida de adobe

Durante la Reconquista de la península Ibérica, que culminó en 1492, se instalaron en el país los musulmanes españoles, mezcla de bereberes, árabes e ibéricos. La minoría de franceses y españoles llegados con la colonización europea en los ss. XIX y XX, alcanzó el medio millón de habitantes antes de la independencia. La minoría judía, muy numerosa en el pasado, ha disminuido sensiblemente después de la creación del Estado de Israel.

El país presenta una tasa de crecimiento demográfico muy elevada: hace menos de cien años estaba poblado por tan sólo 3 millones de habitantes, mientras que en la actualidad sobrepasa los 25 millones, de los cuales más de la mitad tienen menos de 20 años. La población, esencialmente rural, se halla repartida de manera desigual: en las llanuras costeras, la Meseta y las colinas del NO del país se concentra el mayor número de habitantes, mientras que las regiones áridas orientales y meridionales, así como los montes del Atlas, están muy poco poblados.

Casablanca, la ciudad más grande, industrial y económica de Marruecos, incluso por delante de la capital Rabat

Las migraciones internas han contribuido a aumentar la población urbana, que representa algo menos del 40 %, en tanto que la despoblación del campo se ha visto compensada por el alto índice de natalidad. Si bien la capital es Rabat, la ciudad más importante es Casablanca, el principal centro comercial e industrial que, junto con Tánger, ejerce una fuerte atracción para los emigrantes internos. También merecen destacarse las ciudades tradicionales de Marrakech, Fez y Meknés.

Geografía económica

País de gran potencial agrícola, Marruecos es una de las pocas naciones árabes que pueden alcanzar la autosuficiencia alimentaria mediante la extensión de las zonas de regadío. Los principales productos agrícolas son cereales, legumbres, vino, tabaco, hortalizas y olivos. Los cítricos aumentan de producción año tras año, y también se cultivan peras, manzanas y albaricoques, recolectándose además dátiles e higos. Los cereales (especialmente cebada y trigo), que cubren más de la mitad de la superficie cultivada, y las legumbres son la base de la economía de subsistencia, que ocupa a gran parte de la población agrícola. Los bosques se extienden sobre el 15 % de la superficie total, y en los últimos años se han plantado grandes cantidades de eucaliptos, en perjuicio de las especies autóctonas.

El ganado de labor y el caprino constituyen la base de la ganadería para consumo interno

En la ganadería, orientada al mercado interno, destacan el ganado de labor y el caprino, mientras que la producción láctea es deficitaria. La pesca, destinada principalmente a la exportación, es un sector en expansión y ha originado una importante industria conservera en Safi. Marruecos concede licencias a buques con bandera española, japonesa y de la antigua Unión Soviética para pescar a lo largo de su costa atlántica. La riqueza del país reside fundamentalmente en la minería, ya que Marruecos posee las mayores reservas mundiales de fosfatos, obtenidos de los depósitos de Kachkatt y Khouribga, y monopolizados por el Estado. Además de fosfatos, cuya exportación representa la principal fuente de ingresos del país, se produce también mineral de hierro, zinc, plomo, manganeso, cobre y piritas.

El desarrollo de la industria es incipiente; existen fábricas textiles y alimentarias, y algunas industrias químicas basadas en los fosfatos, pero la industria pesada no está desarrollada. El sector turístico ha crecido a fuerte ritmo, provocando el aumento de la infraestructura hotelera, así como el rápido crecimiento del sistema de transporte por carretera y ferrocarril. Dada su débil tasa de ahorro interior, el país ha recurrido a la inversión extranjera, promocionada mediante ayudas fiscales. Desde 1975, el costoso mantenimiento del conflicto por el Sahara Occidental ha motivado la desviación de la mayor parte de los recursos, con la consiguiente merma en las inversiones en obras sociales.

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